Solo
 





2004 – “Solo”

Te conozco
Desnuda.
Mujeres.
Lo poco que queda de mí.
Porque es tan cruel el amor.
Tu reputación.
Asignatura pendiente.
Olvidarte.
Soledad.
Si el norte fuera el sur.
Realmente no estoy tan solo.
Señora de las cuatro décadas.
La mujer que no soñé.
 


Voltear al pasado es saber quién soy...

Del pasado, lo cambiaría todo con tal de re-construírlo de nuevo para volverlo a vivir. Vivir las desgracias, las vergüenzas, las bombas lacrimógenas, mi adolescencia en medio de una guerra civil, el llavero de la monja de la escuela que golpeaba mi cabeza para corregir lo incorregible.


Los raspones en la rodilla, mi primer pelota de fútbol y el cabrón que me la robó. Aquel accidente de auto que casi me cuesta la vida.

Viviría de nuevo incluso el dolor de cada una de mis muelas, la humillante derrota en mi pelea crucial por una mujer cuando tenía 11 años con uno de mis mejores amigos.

Viviría las carencias, los miedos, la incertidumbre del día siguiente, los viajes a ninguna parte, cada segundo, cada instante.

Lo cierto es que hoy me toca entre otras cosas: cargar el peso de las palabras que dije, soñar el sueño de soñar menos, y ponerme triste por descubrir que la vida no puede ser una fiesta que dura toda la vida.

Hoy, que tengo el descaro de estar consciente de lo que soy, tengo ganas de introducirme en el agujero oscuro de una mujer como cuando mis principios prenatales, para sentirme más cómodo que nunca, más seguro, para poder enfrentar el encuentro con lo incierto de mejor manera.

Voltear al pasado es abrirle la puerta a la nostalgia para algunos, para mí, es saber quién soy y elevar, si se puede, esta autoestima pigmea que crece en estatura sólo y cuando se topa de frente con el camino andado.

¿Compartirlo? Nunca voy a saber si fue buena idea. Lo cierto es que soy el efecto de lo que fui con todas sus desavenencias, con toda su historia, con los besos que quedaron empotrados sin dar en alguna almohada, con los te amo que no dije, con la desventura de los afectos que no mostré, y con la guitarra de 10 quetzales que compró mi padre en la Placita Quemada.*


*Ricardo Arjona - texto original para Sony Music - .



La soledad es una ingrata a la que se le va agarrando el gusto,
Con un alto riesgo de parar completamente enamorado de ella.
La soledad es un hotel que no es de nadie,
Es una cama que no es mía,
Es despertarme a las 3 de la mañana y no saber donde está el baño.
La soledad soy yo!!!
La soledad es la gota de agua en la llave del baño que dejaste prendida, y no quieres apagar por no sentirte solo.
La soledad es como un suplicio ingenioso de la naturaleza, que hace que nos encontremos con nosotros mismos para poder valorar a los demás…
La soledad es un espejo, que no miente…
La soledad son ese montón de sonidos que no escucha nadie, pero que hacen demasiado ruido…
La soledad soy yo, en compañía del pasado…
La soledad es un beso que se desperdicia en la almohada,
El ver la sombra y la silueta de alguien que ya no está…
La soledad es una malvada, insoportable y maravillosa, que me gusta, no se bien porque…
La soledad es entender por fin, que no hay mejor compañía, que la soledad…
Es el velorio de un día que se fué…
Es dejar de estar haciendo nada, prepararte, vestirte, abrir la puerta, salir, para seguir haciendo lo mismo…
La soledad es la compañera, la del miedo, la de los futuros inciertos, la del camino, la búsqueda…
La soledad…

(Ricardo Arjona)




 

 
   
 
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